Hoy 18 de julio de 2025, la Secretaría de Trabajo homologó un acuerdo paritario que, en la práctica, ya era parte de la rutina salarial de la mayoría de los encargados de edificios. Mediante la Disposición 1744/2025, se formalizó el entendimiento firmado el 25 de febrero, el cual había comenzado a aplicarse de hecho sin la bendición oficial.
Burocracia: la homologación llega tarde
Aunque la formalización del acuerdo ocurrió recién en julio, los beneficios incluidos —un aumento del 1,1% a partir de marzo y tres bonos mensuales de $50.000— ya estaban siendo percibidos por los trabajadores desde hace tiempo. Los recibos de sueldo venían reflejando esos montos.
Este fenómeno no es nuevo en la negociación colectiva argentina: las demoras administrativas suelen ir por detrás del cronograma real de pagos, dejando a los gremios y empleadores en una especie de limbo regulatorio mientras los acuerdos se implementan por necesidad.
Bonos en cuotas y un incremento discreto
El corazón del convenio consiste en un ajuste salarial del 1,1%, efectivo desde marzo. Si bien el porcentaje no es significativo frente al contexto inflacionario, fue compensado parcialmente con tres sumas fijas de $50.000, abonadas durante marzo, abril y mayo.
Más allá del acto formal de homologación, los trabajadores ya habían visto reflejado el acuerdo en sus cuentas bancarias. Y en la mayoría de los consorcios, los administradores también habían actualizado las liquidaciones siguiendo esa pauta.
El aporte gremial también subió
Otro de los puntos acordados (y también aplicado antes de la homologación) fue la modificación del valor de la Contribución Solidaria, que ascendió a $24.000. Este aporte obligatorio, destinado al sostenimiento de la estructura sindical, se actualizó para acompañar el alza general de los costos operativos.
Como suele suceder, esta suba también se implementó directamente en las liquidaciones, sin esperar confirmación oficial, dado que las partes ya lo consideraban parte del entendimiento colectivo.
Un plus anual que también se adelantó
El acuerdo incluyó además una bonificación adicional del 20% sobre el sueldo básico, a ser percibida junto con la primera cuota del aguinaldo. Esta mejora se enmarca en lo previsto por el artículo 15º, inciso 7 del convenio colectivo, y ya fue abonada por la mayoría de los empleadores cuando correspondía, en junio.
En los hechos, los encargados cobraron este extra sin sobresaltos, simplemente porque así estaba previsto en el entendimiento original. La homologación sólo vino a confirmar lo que ya había sido realidad para sus bolsillos.
Un sistema que marcha a dos tiempos
Lo que deja en evidencia este episodio es una dinámica habitual en el mundo laboral argentino: los acuerdos paritarios se negocian, se anuncian, se aplican… y tiempo después se oficializan. Esta desincronización entre los hechos y los papeles refleja tanto la voluntad de las partes por sostener ingresos en tiempo real como la lentitud del aparato administrativo.
Para los trabajadores, lo importante es que el dinero llegue; para los abogados y las actas, que tenga sello. En este caso, ambas cosas ocurrieron, pero en distinto orden.
Desajuste entre la burocracia y la realidad cotidiana
El acuerdo salarial de los encargados de edificios fue homologado con meses de retraso respecto a su implementación real. Aunque la resolución oficial llegó recién en julio, los aumentos y bonos ya estaban siendo abonados desde marzo. Esta desincronización entre la burocracia y la práctica laboral no es nueva, pero revela una vez más cómo las urgencias del bolsillo suelen ir por delante del sello estatal.
⭐ Mariano Zvaigznins es Perito Mercantil (ESCCP-UBA). Consultor especializado en Propiedad Horizontal. Administrador de consorcios matriculado en CABA. Editor del sitio ConsorciosPH. Titular de Administración RIGA.